Al trabajar como traductora, a menudo recibo encargos de grandes empresas.
Se trata principalmente de documentos jurídicos, y cabe destacar que gran parte del contenido se refiere a cuestiones medioambientales.
De hecho, para las grandes empresas que hacen negocios en el extranjero, estas cuestiones son hoy en día un tema de obligado cumplimiento.
Deben respetar la sostenibilidad, comprometerse a cumplir unas normas y leyes que están cambiando continuamente para no dañar el medio ambiente del otro país y sobre todo del mundo y, si ha habido antecedentes de contaminación, controlarla de acuerdo con las normas.
En el pasado he trabajado en la traducción de correspondencia entre gobiernos extranjeros y empresas japonesas sobre la cuestión del control de la contaminación derivada de proyectos de acuerdo con un plan de un siglo de duración.
Desde el primer momento quedó claro que se trataba de un plan enormemente caro.
Me doy perfecta cuenta de que las empresas internacionales obtienen enormes beneficios a un gran coste que ni siquiera podemos imaginar.
Confieso que a veces me estremezco como traductora al sentir el peso de la responsabilidad de tratar un tema tan importante y delicado.
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